Suele decirse de John Constable que con él la pintura inglesa alcanzó la contemporaneidad a través del estudio del paisaje, llegando a acuñarse, gracias a su obra, el término "manera inglesa" con motivo de una exposición celebrada en París en el año 1804.
Su verdadera vocación estaba enfocada al paisaje, considerado por él como un mundo dramático lleno de sugestiones nuevas tanto para el ojo como para el espíritu, razón por la cual fue considerado un magnífico narrador de la naturaleza de las tierras británicas.
Constable recorrió los paisajes británicos palmo a palmo con su caballete, inspirándose para sus obras en la visión directa de la naturaleza y apoyándose, por supuesto, en su dominio del dibujo adquirido gracias a su formación en la Academia Real de Londres. A la hora de acometer una obra, Constable realizaba tres o cuatro bocetos, aplicando, a continuación, una solidísima paleta de gran consistencia sobre la que, aprovechando el grosor de la materia, aplicaba unos toques blancos que conferían al paisaje una enorme brillantez.
Harwich-Lighthouse
Old Sarum
Estudio del paisaje marino con la nube de lluvia,1824
De acuerdo con su representación pura y natural, sus representaciones realistas, de su natal Suffolk , forma la mayor parte de su trabajo. Esta obra "Malvern Hall en Warwickshire" fue creada alrededor de 1809, aunque la escena es tranquila sin rastro de teatralidad o sentimentalismo, sin embargo está llena de una luz parpadeante que se anticipa a los impresionistas.
Malvern Hall en Warwickshire
Para él, tiene gran importancia el claroscuro de la naturaleza, el cual utiliza de manera descriptiva diluyendo el color del fondo y jugando con los contrastes dramáticos entre luces y sombras. Para él, puesto que la representación del paisaje lleva implícito un elemento dramático, no hay nada mejor que subrayar ese dramatismo por medio de la luz.
Bahía Weymouth
Rebasada la década de los veinte del siglo XIX, puede considerarse que la obra de John Constable va dando un giro progresivo hacia una concepción mucho más melancólica y romántica del paisaje, dando como resultado una obra totalmente desposeída de cualquier rasgo de academicismo donde no se aprecia ni rastro de dibujo ni de manchas cromáticas, sino un juego diluido y expresionista de elementos, algo que se ha venido denominando como "el claroscuro de la naturaleza"
La carreta de heno, 1821
De esta etapa es su célebre obra "La carreta de heno" (1821), con la cual obtuvo la medalla de oro del Salón de París de 1824 al ser considerada una obra prácticamente de vanguardia.
Sin embargo, es quizás su serie de cuadros sobre "La Catedral de Salisbury" la obra más conocida de Constable, donde presenta una serie de visiones de esta espectacular catedral gótica realizadas entre 1823 y 1831.
Buena parte de la modernidad de las distintas vistas de la Catedral de Salisbury de John Constable radica en el hecho de presentar un mismo monumento a distintas horas del día con el fin de buscar la experimentación del ojo humano y apreciar cómo un elemento estático, es capaz de cambiar en función de los condicionantes climáticos y ambientales.
Las obras de la década de 1830 están caracterizadas por una mayor expresividad, preocupándose menos por la minuciosidad naturalista y en mayor medida por los efectos de la luz y la atmósfera sobre el agua, el cielo o las hojas de los árboles...qué lo disfrutéis!